En un agujero en el suelo vivía un hobbit. Este no era un hobbit cualquiera, era Bilbo Bolsón, tio de Frodo Bolsón, y eslabón fundamental en la obra de J. R. R. Tolkien. A este apacible hobbit su sangre materna Tuk le hizo embarcarse en una aventura que Peter Jackson desglosa en tres películas, la primera de las cuales “El hobbit, un viaje inesperado” ha sido recientemente estrenada en nuestras pantallas cinematográficas.
El film, muy esperado por todos los amantes de la mitología Tolkiana y tras varios avatares de rodaje, incluida la renuncia de Guillermo del Toro a su dirección, ha generado opiniones encontradas y la inevitable comparación con la trilogía de “El Señor de los Anillos”. Son muchos los que critican la división en tres partes de una novela cuyo tamaño no parece justificarlo tildándolo de puro afán comercial. Otros hablan de una obra más infantil, con recursos de humor simplones y una maraña de personajes y trama que la hacen farragosa y poco fiel a la obra madre. Si bien son críticas fundamentadas, no podemos olvidarnos que “El hobbit” es un libro de menor fuste literario que “El señor de los anillos”, dirigido a un lector infantil, de hecho Tolkien lo había escrito para sus propios hijos, y con menos pretensiones literarias que no le restan frescura y una gran originalidad. Discutible puede ser el hecho de presentar la obra como una trilogía aunque el tiempo y la visión de las partes restantes darán o quitarán razón al autor.
La película tiene un comienzo brillante en Bolsón Cerrado, con la llegada de Gandalf, nuevamente en la piel de un magnífico sir Ian Mckellen, y el grupo de enanos ante un aturdido Bilbo que personifica de manera magistral Martin Freeman. Este actor con una interpretación contenida y brillante solventa un personaje ciertamente complejo que nos recuerda, en cierto modo, la que Sean Astin hizo de Samsagaz "Sam" Gamyi.
En el camino hacia la Montaña Solitaria en busca de Smaug el Dragón, nos encontramos con viejos conocidos de Rivendel (Galadriel y Elrond), con Saruman y con el más famoso habitante de las Montañas Nubladas, el bipolar Gollum poseedor por aquel entonces del Anillo Unico. Escenas trepidantes, cuidados escenarios y majestuosos paisajes que hacen de esta, a pesar de las opiniones adversas, una película imprescindible y un buen aperitivo a la espera, que se nos hará muy larga a los Tolkianos irreductibles, de una segunda entrega a mediados de año. Entre tanto, si aún no la habéis visto, ya sabéis:
¡¡CORRED, INSENSATOS!!.
q yo quiero saber de la lectura no la pelicula a mi q me interesa
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